jueves, 9 de diciembre de 2010

¿Qué hay de lo mio, gatito?


sónar.
(Del ingl. sonar, acrón. de sound navigation and ranging, navegación y localización por sonido). 
1. m. Aparato que detecta la presencia y situación de objetos sumergidos mediante ondas acústicas, producidas por el propio objeto o por la reflexión de las emitidas por el aparato.
sumergir.
(Del lat. submergĕre).
1. tr. Meter algo debajo del agua o de otro líquido. U. t. c. prnl.



Definición dada por la R.A.E.

Sí, un sónar. Eso es lo que se ha exigido para el presunto rescate de unos gatitos en el complejo arqueológico del mal llamado templo de Diana, situado en la ciudad de Mérida.
Todo empezó, como casi siempre en éste nuestro país, con el chascarrillo de un operario de las obras que allí se están llevando acabo. La broma, como los compañeros y el propio inconsciente confesaron, fue decir que habían tapado con hormigón una cavidad con los gatitos dentro. Esto ha llevado a que la protectora de la ciudad ,personificada en su la directora, interponga una denuncia a la policía local y a la guardia civil, más una carta al presidente de la junta y otra al alcalde. No bastando con la confesión del operario de que se trataba de una broma, se exige un sónar, que como arriba se explica es un aparato de navegación y localización para objetos sumergidos.
Esto es lo que nos pasa siempre, nos creemos cualquier tontería y encima con ese saber que nos da la televisión o el cine, entendemos que tenemos toda la potestad y juicio para exigir objetos que ni conocemos. Ya que para cuando traigan el sónar el hormigón no esta precisamente líquido. Y además el sónar no es precisamente pequeño ni barato, y a su vez innecesario. Con este “cazurrismo” sólo nos queda esperar a que Wikileaks esclarezca este asunto, o ya en un caso extremo llamar al doctor Emmet Brown que venga con su DeLorean de Regreso al Futuro y nos lleve al pasado para verificar esta información.
Lo cierto es que iba a ser complicado lo del DeLorean, ya que con la mini huelga de los controladores aéreos puede que el doctor Braun no pudiera aterrizar correctamente.
Ciertamente me resulta gracioso lo de esta huelga. Tantas explicaciones sobre el porqué se hace y el porqué se termina, pero ninguna dice el verdadero trasfondo de la cuestión. Y no es más que el que utiliza mi profesor de Historia Contemporánea de España, el caso de “¿Qué hay de lo mio?”.Y Con lo “mio” tenemos que entender que es don dinero. Al parecer estos grandes profesionales sienten una carencia de numeración en sus nóminas. La burrada de dinero que cobran no es suficiente. Esto provoca en sus ánimos una dolencia estresante y el fármaco recomendado para estos casos suele ser el dinero.
La cosa es sencilla, los controladores realizan la pregunta al gobierno - ¿Que hay de lo mio?- Según la respuesta tenemos la dolencia estresante o la más o menos normalidad en la relación.
Y esto, amigos lectores, es la verdadera relación que dinamiza y mueve la economía y situación de nuestro país. El director de la constructora que pregunta al alcalde, -¿Qué hay de lo mio?.- El político de una fuerza minoritaria necesaria para gobernar que le pregunta a su asociado -Y... ¿Qué hay de lo mio?. El sindicalista que pregunta al gobierno o al que toque. -¿Qué hay de lo mio?. Y así hasta no acabar, tocando y mencionando todas las relaciones empresariales españolas.
El problema es que “ de lo mio” queda poco o nada, y menos para un sónar. Además cada vez la dichosa pregunta se hace más.
No se extrañen si estas navidades sus hijos se acercan al Melchor de turno y tirándole de la capa les increpe diciendo – Melchor, Melchor ¿Y de lo mio qué?-

miércoles, 1 de diciembre de 2010

La manita y Somosierra.


Ayer 30 de noviembre de 2010, con las agitaciones que aun deja la histeria colectiva que sufrimos el 29, con un partido con el que los madridistas no tienen más que asumir la derrota y los culés celebrar una fiesta de fútbol magistral y a levantar la manita como si de Madrid 2016 se tratase. Se cumplen 202 años de una batalla que a modo de madridista hay que asumir en esta nuestra historia.
Me refiero a la batalla de Somosierra, en la que el propio Napoleón en persona dirigió y donde se derrochó valor, rabia e impotencia.
Todo empezó con la salida y expolio de José I de la capital y la reacción de Portugal ante Francia. La situación era muy inestable para el francés y sus cercanos.
La reacción desde Paris fue rápida. Se envió a una fuerza de choque de 40.000 hombres para tomar lo más rápido posible Madrid y así volver a colocar a su hermano en el trono.
Para llegar a Madrid debían pasar por el puerto de Somosierra, donde el general español Benito San Juan ya había colocado hábilmente 16 cañones en 3 zonas fortificadas y 9.000 infantes escondidos a las lindes del sinuoso camino.
El 29 de Noviembre de 1808 Napoleón ordena al regimiento de Ruffin que tome el puerto y asegure la zona para poder avanzar. Pero nada más asomar la primera fila, el recibimiento fue como el de Mohurinho en el Camp Nou. La fusilería repelió cada paso de la infantería francesa. Se cuenta que el propio Napoleón tras la imposibilidad de avance de la infantería y con la cólera chisporretando en los ojos, negó que conociera el significado de la palabra imposible. Rápidamente llamó al coronel de caballería polaca Jan Kozietulski. Lo único que le dijo fue, “Tome esa posición al galope”. Seguramente el Emperador, sólo se refería a la primera sección de artillería, la única que se veía y la que estaba dejando los proyectiles a los pies de todo su estado mayor.
Lo que pasó después aun sigue siendo rememorado en el puerto se Somosierra. Con el grito de “Adelante, hijos de perra, el emperador está observando”. Se lanzaron a por la primera poción artillera, una vez tomada, las descargas de la infantería española menguaba las filas de los lanceros polacos, sin pensar más tiempo se lanzaron a por la segunda posición, caballos sin jinetes empezaron a ser mayoría. Los artilleros salían despavoridos por cualquier sitio que no hubiera caballo. Ya desde allí Kozietulski divisó la última posición y como empezaban a replegarse los españoles. Picó espuelas y los pocos que aun se agarraban a su montura le siguieron dejando al fin el camino a Madrid despejado.
La caballería polaca recibió la Légion d´honneur del propio pecho de Napoleón, y desde entonces entraron a formar parte de la Vieja Guardia del Emperador.
Afortunadamente hoy sabemos que las alegrías le durarían poco al francés, y poco a poco, derrota a derrota empezó a darse cuenta que este país traía más problemas que beneficio. Y que su comprensión era casi inconcebible.
Es curioso que esta parte de nuestra historia y muchísima más se cercene en nuestros institutos. Y lo de ,es curioso, lo digo porque para una vez que nos dieron en los hocicos de una formidable manera, el españolito semiculto y depresivo no lo cuenta ni lo enseña. Si este país nada más que tuvo desgracias ,según dicen, encima para una que es digna de enseñar, la quitamos. Pero bueno, si por lo menos a alguien le da la curiosidad y se pone a leer y buscar algo sobre el turbulento periodo de la Guerra de la Independencia, quizá entienda un poquito mejor cómo somos. Ya que poco nos diferenciamos de aquella inmundicia inculta, según los amigos franceses, que se pusieron a dar navajazos ante aquellos que por la fuerza intentaron imponer luz.
Si hoy nos viera hoy Napoleón, seguro que traía menos ejércitos y cambiaba el apellido de José I por el de José Esteban I.